Andrés Panasiuk

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De pequeño escuché la historia de un artista al que le encargaron que creara una “estatua de la oportunidad” para una oficina corporativa. Fue toda una incógnita la forma que tendría aquel monumento. El día que presentaron la escultura, la gente notó con asombro que tenía una venda en los ojos y no tenía brazos. Además, tenía alas en los pies…

Al preguntarle al artista el significado de la escultura, explicó: “La oportunidad tiene una venda en los ojos, porque cuando viene, nadie la ve. No tiene brazos, porque cuando uno la descubre, es difícil de tomar. Y tiene alas en los pies, porque así de rápido como apareció en nuestras vidas, ¡se va volando!”

No hace falta viajar lejos para alcanzar el éxito. A veces, el éxito está al alcance de nuestras propias manos… ¡delante de nuestras narices! Uno tiene que aprender a encontrar la oportunidad especial en la vida y pasar a través de esa puerta de la oportunidad.

Siempre me atrajo la historia de cómo Harrison Ford (protagonista de películas como Star Wars e Indiana Jones) fue lanzado al estrellato. Ford había hecho varios intentos infructuosos por entrar en el mundo de Hollywood. No obstante, como no ganaba suficiente dinero como actor, decidió dedicarse a la carpintería: sacó libros prestados de la biblioteca pública y se convirtió en un autodidacta en el arte de la carpintería y la construcción.

En eso estaba justamente, construyendo la entrada a una oficina para Francis Ford Coppola, cuando escuchó a George Lucas (el director de Star Wars) gritar que necesitaba alguien que pudiera leer algunas líneas en el libreto de una nueva película de ciencia ficción. Harrison identificó la oportunidad de inmediato. Lanzó el martillo al piso y saltó al escenario ofreciéndose de voluntario. La película era, justamente, La guerra de las galaxias…y el resto es historia.

Mi padre (un hombre que nació en Polonia, se crió en la selva del Amazonas y se convirtió en uno de los mejores vendedores del mundo de la empresa norteamericana para la cual trabajó por más de veinte años), me ha dicho innumerables veces: “Hay tres cosas que no vuelven en la vida: la palabra que se dice, la flecha que se dispara y la oportunidad que se pierde”. Si quieres caminar exitosamente en tu vida, necesitas aprovechar las oportunidades que se te presenten cada día.

Hay una parábola africana que describe esto de tomar las oportunidades cada día para llegar al éxito y dice así: “Cada mañana, en el corazón del África, una gacela abre sus ojos. Sabe que debe correr más rápido que el más veloz de los leones; de lo contrario, este será su último día de vida. Cada mañana, en el corazón del África, un león se despierta. Sabe que debe correr más rápido que la más lenta de las gacelas, o de lo contrario, morirá de hambre.  Puede que seas león o puede que seas gacela… Pero lo más importante es que el amanecer ya te encuentre corriendo”. ¡Aprovecha cada oportunidad que se te presente! 

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