Andrés Panasiuk

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Como consumidores tenemos que ser inteligentes ante la publicidad. En muchas ocasiones, las oficinas de mercadotecnia utilizan publicidad engañosa para inducirnos a comprar un producto que no necesitamos. Entonces gastamos fuera de nuestro presupuesto.

Según el servicio nacional de ayuda al consumidor español, existen algunas maneras de protegerse ante la publicidad engañosa. Primero, fíjate en las letras pequeñas y en los asteriscos. Los anuncios deben informar claramente las condiciones. Por ejemplo: fecha de vigencia, existencias, precio y formas de pago. Recomendamos que tengas cuidado con esos detalles. Generalmente, se utilizan para aclarar restricciones y condiciones de las ofertas.

Segundo, mira el precio. Exige que se respete el precio a la vista; es decir, el que se informa en el producto. No importa si te dicen que fue un error o que corresponde a otro artículo. El anuncio o la información en el punto de venta deben reflejar claramente a qué producto corresponde el precio anunciado.

Tercero, consulta siempre las formas de pago anunciadas. Nota si la publicidad señala que las ofertas y promociones solo operan con el uso de una determinada tarjeta de crédito o con efectivo. Fíjate también en la duración de la oferta, usualmente tiene un tiempo limitado. Si no se presenta en la publicidad, tienes el derecho de exigir que la oferta se cumpla, aunque te indiquen que ya se terminó.

En resumen… Lo anunciado en la publicidad debe considerarse como parte del contrato. Todo lo que aparece en el anuncio puede exigirse si cumples con las condiciones establecidas. No te dejes llevar por grandes promesas. Presta atención a tu sentido común cuando te indique que la oferta es demasiado buena para ser real. Concéntrate en la información relevante del producto. Pregunta por los beneficios y los descuentos anunciados. 

La publicidad debe garantizar que sus mensajes no discriminan a ningún público. No basta que digan “cinco días de rebaja” si no indican cuándo empieza ni cuándo finaliza la promoción. Los consumidores tienen el derecho de exigir que lo anunciado en la publicidad se cumpla y se respete.

Sé un comprador inteligente, no hay nada más peligroso para las oficinas de mercadeo que un consumidor informado.

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