Andrés Panasiuk

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En la actualidad se practica una filosofía de vida que promueve vivir el presente y disfrutar el ahora. No se aconseja esperar a tener los recursos necesarios para comprar lo que queremos. “Para eso tenemos la facilidad del crédito”…

Esta filosofía de vida se expresa así: “quiero vivir el presente y disfrutarlo ahora, después de todo, ¡lo merezco!”.  Sin embargo, la literatura sapiencial que tanto bien nos ha hecho en los últimos dos mil años dice: “toda persona prudente actúa con entendimiento, pero la persona necia actuará con necedad”. La filosofía que debemos practicar es la de esperar hasta tener la provisión de lo alto. Entonces, ir y comprar lo que necesitamos. Debemos esperar hasta que tengamos la capacidad de adquirir lo que queremos. Es importante ahorrar para tener recursos para nuestras necesidades.

Esperar es la diferencia entre la sanidad financiera y la esclavitud. Si uno se mete en compromisos económicos que no puede pagar, experimentará cómo es vivir en esclavitud financiera. La nueva economía de mercado hace que la gente joven piense que en tres años podrá tener todo lo que sus padres tienen. ¡Pero no considera que ellos tardaron más de treinta años para conseguir su posición económica actual!

Las parejas que se casan ahora se quieren unir con lavadora, secadora, televisión, estéreo, apartamento, auto…todo listo y arreglado para ellos. Cerca del 50% de las parejas jóvenes se meten en problemas financieros porque se dejan llevar por sus impulsos. Porque siguen el deseo de comprar los antojos que tienen. La mayoría de las veces que hacen compras impulsivas es bajo la aparente comodidad del crédito. Son las instituciones detrás de esta “comodidad” las que promueven el “compre ahora y pague después”.

Hubo un jugador profesional de fútbol americano que sabía que los jugadores de su deporte no tenían carreras largas. Durante su carrera manejaba un automóvil de cinco a seis años de uso, la pintura se le estaba cayendo por todos lados y sus compañeros se burlaban de él diciendo que tenía un automóvil “con letra”. No compró una casa mientras era jugador activo porque quiso esperar hasta terminar su carrera y tener el dinero suficiente para poder pagarla al contado. 

Cinco años después de haberse jubilado como jugador profesional ya tenía dos autos, una casa y un negocio. Todo, estando libre de deudas. ¡No le debía un dólar a nadie! Ahora vive en paz financiera. ¿Por qué? Porque se disciplinó lo suficiente como para esperar en vez de darse los gustos cuando se los quería dar.

Nuestro consejo para toda pareja joven es que esperen y le den a la vida la oportunidad de construir en su futuro. Cuando llegue el momento apropiado tendrán el dinero que necesitan para comprar lo que quieren.  Hasta entonces…¡paciencia!

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