Andrés Panasiuk

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Robert Freeman solía decir: “el carácter no se forja en los momentos de crisis… solo se demuestra”. D.L. Moody, famoso orador, decía: “carácter es lo que tú eres cuando nadie te ve”. ¡Ambas son grandes verdades!

Dave Anderson cita un estudio realizado entre los más altos ejecutivos de las quinientas empresas más grandes de Estados Unidos. Este dice que 71% de estos ejecutivos indicaron que el carácter personal del individuo es la cualidad más importante en el proceso de ascenso en la escalera corporativa.

Anderson asevera que la falta de carácter personal te llevará a la mediocridad. También que esta se manifiesta en la informalidad para cumplir con las fechas límites de los compromisos, en la falta de capacidad para perseverar en medio de las dificultades, en la negatividad a aceptar la responsabilidad por las acciones personales, en el no ser de confianza ni leal, en una ética de trabajo deficiente y en la motivación para actuar por motivos inapropiados y egoístas.

Carlos, un hombre que vive en los Estados Unidos, compró una casa nueva hace algunos años. Después de vivir en ella por seis meses comenzó a notar que una de las paredes tenía una grieta. Tomó la guía telefónica, buscó un carpintero y lo contrató para que arreglara la grieta que tenía la pared. Después de un arduo día de trabajo, el carpintero terminó su labor y le entregó al propietario de la cada una cuenta tremenda.

Pasó el tiempo y, unos meses después, Carlos encontró que no solamente tenía la grieta original en la misma pared, sino que ahora tenía a toda la “familia de grietas” en su pared: Papá Grieta, Mamá Grieta y ¡como siete u ocho grietitas en diferentes lugares!

Nuevamente llamó al carpintero que le había hecho el arreglo original para que volviera a colocar el yeso en la pared con problemas. Dos días más tarde, la pared quedó como nueva. Las semanas pasaron y una mañana Susana, la esposa de Carlos, se levantó para desayunar y encontró un ejército de grietas en la misma infame pared. Allí estaba, frente a ella, toda la infantería, caballería y artillería del País de las Grietas.

Su esposo, sintiéndose estafado económicamente, decidió llamar a un carpintero diferente. Cuando el nuevo carpintero llegó, observó las grietas, examinó la pared, bajó al sótano de la casa, subió al techo y le dijo al dueño de la casa:

—No le puedo ayudar, señor.

—¿Qué?, ¿no me puede ayudar?, ¿no es usted un carpintero?, ¿no arregla paredes de yeso? —contestó Carlos.

—Sí, soy carpintero y arreglo paredes de yeso, pero usted no necesita un carpintero. Su problema no son las grietas. Usted tiene un problema en los cimientos de su casa. Las columnas se están moviendo y, hasta que no repare el fundamento de la edificación, siempre tendrá grietas en esa pared. Lo que necesita es un albañil, no un carpintero.

Esta historia ilustra muy bien cómo resolver los problemas que no nos permiten alcanzar el éxito en la vida. Por experiencia podemos afirmar que, en la mayoría de casos, los problemas que confrontamos en la superficie son solo la consecuencia de otros problemas más profundos en nuestras vidas. A menos que establezcamos fundamentos sólidos e inamovibles en las bases de nuestra vida, nuestra pared del éxito continuará mostrando grietas. Debemos entender que el no llegar a fin de mes se relaciona con una cuestión de orden, paciencia, dominio propio y comunicación honesta en la vida matrimonial. Lo que ganamos influye poco. ¡Arregla los cimientos de tu vida y olvídate de las grietas!

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