Andrés Panasiuk

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Es común que los precios de las viviendas aumenten con el tiempo. Esto les dificulta a las parejas jóvenes comprar una casa. Tanto compradores como arrendatarios necesitan informarse más al respecto para no perder dinero de manera innecesaria. 

Un ejemplo de esto es Japón, donde las empresas hipotecarias otorgan préstamos hipotecarios que cubren tres generaciones de vida. ¡Hay préstamos de más de 75 años! En cuanto al alquiler, los precios también han aumentado porque los precios del patrimonio siguen subiendo. Compradores y arrendatarios pierden dinero mes tras mes.

La pérdida de poder adquisitivo derivado del constante aumento de los precios proviene de un incremento desigual entre los sueldos de los ciudadanos y el precio, cada vez más elevado, del nivel de vida. Por esta razón es muy importante que tengamos un plan para manejar nuestros ingresos y vivir dentro de los parámetros que estos nos permiten. Los sueldos y el estilo de vida nos obligan, muchas veces, a esforzarnos más para cumplir con el pago de la vivienda.

Esta dinámica al alza, aunque se diga reducirá gradualmente, no es confiable. La historia confirma el incremento habitual de los costos de vivienda y de vida. Los alquileres y las rentas de propiedad son cada vez más asfixiantes. En especial en las grandes ciudades, donde los sueldos y el precio de los alquileres están a una mayor distancia. Para muchos, el futuro los forzará a salir a ubicaciones más tranquilas, a relativa distancia de la urbe principal. Para los jóvenes que buscan autonomía y emancipación, la única solución es compartir un piso con tres o cuatro más.

A razón de este aumento habitual en los alquileres, los únicos beneficiados son los propietarios y la legislación, que gana por los impuestos que se generan. Los inquilinos, por norma, tienen las de perder fuera de su contrato. Si realizan alguna mejora o tarea de conservación pagándola de su bolsillo, esto no afecta a la hora de un aumento de precios. En caso de que no haya un contrato “por ley”, los dueños pueden aumentar el alquiler por encima de lo establecido, ya que no hay un contrato. A fin de cuentas, son muchos los propietarios que quieren que sus inquilinos sufraguen con sus alquileres la devaluación de la moneda nacional.

Parece que la única solución para controlar esta dinámica imparable es una buena planificación de gastos. La vivienda es una necesidad humana y, como tal, no podemos negarnos a pagar por ella. Claro está que, entre más crecen las poblaciones de Latinoamérica, la oferta y la demanda de vivienda también crecerán. Lo único que se puede esperar es que reaccionemos con un buen plan. 

Tenemos la capacidad de realizar un plan para controlar nuestros gastos pese a los altos costos de vida. Si no hacemos un presupuesto efectivo, nos meteremos en deudas de las cuales no podremos salir. Por esta razón es imperativo vivir dentro nuestros ingresos y escoger una vivienda con base en lo que podemos pagar, no en lo que queremos aparentar.

Una cosa es segura: los precios de las viviendas seguirán subiendo. Los incrementos salariales vienen después de las alzas y para vivir exitosamente frente a esta realidad es importantísimo hacer un plan de control de gastos.

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