Andrés Panasiuk

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Los latinos somos gente de sangre caliente, ¿no es cierto? Esto se nota especialmente al momento de tomar decisiones económicas…

Cada pareja con problemas financieros tiene historias de malas compras o malas decisiones económicas. Estas nacen a partir de los sentimientos y las emociones. Por ejemplo, si un buen amigo dice que tiene una idea de negocio que no puede fallar, nos entusiasmamos y nos unimos a él. Pero, tres años después, podemos darnos cuenta de que el involucrarnos en ese negocio fue un terrible error. 

La toma de decisiones a nivel emocional también es notoria en la compra de artículos del hogar, una casa o un auto. Tendemos a comprar las cosas que queremos, que nos gustan o que nos traen satisfacción. Esto no es malo, es normal. Pero, muchas veces, en el proceso de la compra nos disponemos a violar principios y valores importantes con el fin de obtener el producto que nos satisface emocionalmente.

Otra tendencia que tenemos los latinos es que compramos por amistad. Preferimos tener una relación de amistad con el individuo con el que estamos tratando, en vez de establecer una relación de negocio. Olvidamos que tenemos la capacidad de establecer límites sin que se vean implicadas las relaciones interpersonales. 

José es un joven que nos consultó un par de semanas antes de casarse. En el proceso de ordenar sus finanzas notamos que había comprado un auto usado días atrás. Como el pago del auto parecía un tanto alto para la cantidad de meses por la que había hecho el contrato, preguntamos cuánto estaba pagando de intereses. No tenía la más remota idea. Después de usar un programa disponible en las oficinas de Cultura Financiera, descubrimos algo preocupante. A pesar de que los intereses estaban entre el 8 y el 10%, ¡a José le vendieron un préstamo al 36% anual!

En Estados Unidos, cuando uno firma un contrato, el papel que se firma es ley. Por lo tanto, la transacción fue totalmente legal. No obstante, fue un hecho absolutamente inmoral. Esta tendencia a tratar de hacernos amigos de las personas con las que negociaremos es un serio problema entre los latinos. Más para los que viven en el país norteamericano. Allí, los vendedores inescrupulosos de casas y automóviles se aprovechan de esta tendencia amigable. Primero ganan la confianza del cliente y luego hacen lo que quieren con él…

Finalmente, otra tendencia a prevenir es la de comprar compulsivamente. Se presenta en todo el continente: si nos gusta, lo compramos y “luego vemos cómo pagarlo”. Al caer en este juego tomamos decisiones por orgullo o vanagloria, no por una necesidad real. Casi nunca es coherente con nuestro plan de gastos.

Tómate un tiempo y analiza tus compras más recientes: ¿compraste por emoción, por amistad o de manera compulsiva? Recuerda que estas tendencias pueden llevarnos a la esclavitud financiera. Sé libre y compra con inteligencia. 

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