Andrés Panasiuk

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Con el paso del tiempo hemos notado algunas tendencias que tienen los latinos al tomar decisiones económicas. Algunas son compartidas con otras culturas, otras son típicamente nuestras. A continuación, te presentamos tres de ellas.  

En primer lugar, compramos impulsivamente. Cuando vamos al mercado, vemos la mercadería disponible y reaccionamos impulsivamente. Son pocas las familias que llevan una lista para hacer las compras y que se atienen estrictamente a ella. La tendencia a ser impulsivos puede ayudarnos a nivel interpersonal, pero es un verdadero peligro al invertir nuestro dinero.  ¡Mientras más tenemos, peor es el riesgo!

Muchas parejas nos han confesado cómo cayeron en alguna trampa comercial porque habían salido a ver autos o porque iban a recoger aquellas vacaciones “gratis” que les habían ofrecido por teléfono. Al final del día, lo que comenzó como una inocente excursión, terminó con la firma de un contrato; se tratara de un auto nuevo o de tiempo compartido en algún lugar del continente. Muchos de estos casos son una pérdida de miles y miles de dólares.

En segundo lugar, compramos por el precio. Esta tendencia es evidente al notar contrastar la calidad y la cantidad de lo que compramos. La cultura norteamericana nos incita a tomar en cuenta la calidad. Sin embargo, muchos vemos solo el precio. No es que una u otra tendencia estén equivocadas, pero es importante recordar que muchas veces “lo barato sale caro”. En ocasiones, si queremos ahorrar debemos gastar un poco más al principio. Cuando compres azúcar, sal o harina puedes buscar productos genéricos (sin marca), pero cuando compres zapatos, electrodomésticos o un auto fíjate también en la calidad. Sé precavido: el hecho de que algo tenga un precio alto no significa necesariamente que sea de mayor calidad. Investiga los productos de mayor inversión y compra el mejor producto.

La tercera tendencia que tenemos es la de comprar para el hoy. Decidimos con base en el presente. Si tenemos hoy, gastamos hoy; si no tenemos, nos aguantamos. Pero cuando tenemos, gastamos hasta el último centavo. Esta tendencia a vivir el hoy tiene que ver con nuestro trasfondo cultural, nuestra visión latina del mundo y se reafirma por la inestabilidad de las economías de nuestros países. Cuando tenemos, mejor lo gastamos antes de que se nos devalúe. Sin embargo, debemos aprender a hacer lo que hizo el famoso José en la historia judía: guardar durante las “vacas gordas” para que cuando lleguen los años de las “vacas flacas” tengamos qué gastar. 

El sabio Salomón nos enseña a encarar la vida mirando el futuro en uno de sus proverbios más famosos. Dice que debemos mirar y aprender de las hormigas que guardan durante el verano de sus vidas para cuando llegue el invierno.  Ese es un gran consejo. Seamos pacientes, perseverantes y ejercitemos el dominio propio.  ¡Nuestra vida puede cambiar radicalmente!

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